Mi primera vez…

Yo nunca he sentido curiosidad por estos temas… Pa qué me voy a engañar… Pero comimos en el gimnasio y, ante la falta de ganas de ponerme a hacer grandes esfuerzos después de comer, me dejé convencer, por quién ya os imagináis, para entrar a una sesión de Yoga Mental…

Tengo que decir que me amenazó… ella ya había entrado una vez y pensó que cuando empezaran a hacer “Om… Om… Om…” yo iba a acabar muerta de risa… Así que le prometí sentarme lejos de ella y sobre todo no reírme…

Cuando entramos hablamos un rato con la profesora… le contamos que era mi primera vez (y su segunda vez), que nunca habíamos hecho Yoga, ni mental ni físico, y le dijimos que nos íbamos a poner en un rinconcito pa no molestar… A lo que nos contestó “No hace falta autoexcluirse” (glups!!)

Nos fuimos al fondo de la clase (de todas formas) y… al menos yo, traté de imitar lo que hacían los demás… que básicamente era coger una esterilla, un cojín y una toalla y adoptar una postura, acostados en el suelo, que más bien parecía que se habían espanzurrao desde el 5º piso… Previamente nos quitamos las zapatillas, que allí to el mundo iba descalzo, yo, encomendándome a to lo habido y por haber, pa que no me cantaran los pies… No me cantaban pero… ¡¡Joder!! Mis calcetines tenían tomates*!!! Qué vergüenza!!… Se los enseñé a Bimbolla desde lejos, descojoná, mientras me hacía un gesto como que no pasaba nada (seguro que pensó “espero que no me relacionen con ella”) y otro pa que guardara silencio… Y allí me quedé yo mentalizándome… “No pasa na…. Esto le pasa hasta al presidente del Banco Mundial”… pero disimuladamente me tapé los pies con las mallas que me están un poco largas… Y adopté la postura espanzurrá…

Música relajante… incienso… la voz suave de la “profe” invitando a relajarnos… las 5 de la tarde… madrugando toda la semana… estaba a punto de perder la conciencia cuando pidió que nos sentáramos (No habían pasado ni 10 minutos… Mierda!!! Esto no es pa relajarse?) A partir de ahí empezó a contarnos cosas sobre Yoga… Materiales, posturas inverosímiles que se alcanzan con la práctica, técnicas… Estuvo hablando cerca de una hora… Mientras yo controlaba el impulso de bostezar a cada segundo y trataba de lanzarle a Bimbolla miradas asesinas que se estrellaban en un chico con barba y melena que se había puesto demasiado cerca de los tomates de mis calcetines…

Al final decidió empezar la clase con la meditación… quedaban 20 minutos para terminar… aunque según ella había tiempo…

Más música relajante… más incienso… después del ambiente creado por la hora de charla… Su voz diciendo “Escucha los sonidos del exterior… concéntrate en tu respiración… en tu vientre (ahora??)… pasa del vientre al entrecejo (¿me lo he depilao?)… siente cómo tus ojos s vuelven hacia dentro (¡¡¡Coño, esto me suena a diabólico!!! Además está todo oscuro…)… bla…bla… bla…”

No me enteré de nada más…aunque no creo que me durmiera ¿eh? Jajajaja… Más bien sería que medité muy profundamente… Soñé, digo medité, que perdía el control de mi cuerpo y que mis manos se abrían y se cerraban solas… Y me desperté, digo salí de la meditación sobresaltada, que creo que, del bote, hasta me levanté del suelo un palmo, cuando alguien empezó a toser… La mitad de la gente que había en la sala se estaba marchando y Bimbolla me miraba con alivio, mientras se ataba las zapatillas, solo de pensar que no tendría que venir a despertarme… Me costó salir del trance… que estaba medio atontá… y fue una pena que me perdiera el “Om…Om…Om” Jajajaja

Para ser mi primera vez no estuvo del todo mal… y que conste que no fui la única, que después me contó Bimbolla que uno hasta había estado roncando… claro que también me dijo que si no llega a ser porque era claramente el ronquido de un tío, hubiera jurado que era yo…

Y es que soy una ignorante en estos temas… ¿Me quedaran ganas de repetir?

*Tomates: Son esos incómodos agujeritos en tus calcetines favoritos, que te sigues poniendo porque te gustan mucho pero que no conveniente ir enseñando por ahí…