Improvisando batallas...

Iba montado en un autobús que me bloqueaba el paso en una glorieta... En el último asiento... No tendría más de 13 o 14 años... Los pies encima del respaldo de delante, un libro, gordísimo, abierto, encima de las piernas, un despeinado flequillo que apenas le dejaba asomar los ojos... y un aire entre aburrido y despistado...

En un momento fijó su mirada en mí, que a cuatro o cinco metros de distancia, en un plano inferior, y desde mi moto lo escudriñaba atentamente... Bajó inmediatamente los pies del respaldo del asiento (ay... estos niños que ya me ven como una señora con una regañina, en potencia, en los labios) y apartó la mirada...

Unos segundos más tarde aceptó el reto... y volvió a mirarme, los labios y el ceño fruncidos, concentrado, como el que va a una batalla... Le sostuve la mirada sin pestañear (mi pasatiempo en el metro era hacer bajar la mirada a todo aquel que pillaba mirándome intencionada o despistadamente, así que no me pilló de sorpresa)

Pasaron unos largos segundos... Los ojos de uno clavados en los del otro... Hasta que, sin previo aviso, una sonrisa tímida se dibujó en sus labios... Supongo que estaría pensando en lo absurdo de la situación... Y yo tampoco pude evitar sonreír, y eso hizo que su sonrisa se ensanchara más aun... Solo entonces, apartó la mirada...

En ese momento, el autobús echó a andar, desbloqueándome el paso... y seguimos direcciones diferentes...