Y ya estamos de nuevo aquí, a puntito de empezar a trabajar de nuevo puagggg... Con este calor cercano al infierno (Con lo a gusto que estaba yo entre vacas y prados verdes, con mi chaquetica puesta...)
¿Qué bicho raro despierta la curiosidad de estas vacas?
Hemos descubierto un montón de sitios interesantes y otro montón de ciudades y pueblos encantadores...
He vuelto a poner la mano sobre viejas piedras que transmiten montones de historias, la mayoría más bien trágicas...
Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, única torre de la iglesia que sobvivió a los bombardeos.
Tengo doscientas fotos (por lo menos) de puentes y canales, algunas más de molinos, unas cuantas de vacas, otras de edificios gigantescos y un montón de bicicletas (Eso sin contar las que tiene Bimbolla)
Molinos, hubieran sido perfectos si no hubiera llovido tanto.
Y ha sido un viaje de rebasar barreras y límites propios también... Vengo contenta, porque al fin he perdido el miedo a utilizar mi inglés macarrónico... y he desparramao a los cuatro vientos mi panochinglis con bastante buen resultado en la mayoría de sitios... salvo en Amsterdam...
Allí no me dejaron practicar, a la primera frase que yo soltaba o me hablaban directamente en castellano o me preguntaban “¿Spanish?” y ante mi cara de resignación y mi movimiento afirmativo de cabeza cambiaban de idioma al instante... ¿Por qué será?
No solo hemos recorrido en coche un montón de sitios, también nos los hemos pateado... tanto que incluso he llegado a perder algo de peso y eso que las muffin de chocolate entraban que daban gusto... ¡Qué buenas!
Ahora a esperar las próximas... pero de momento... la cruda realidad me espera... puagggg...
Pinturas en el muro que están siendo restauradas por los mismo que las pintaron hace 20 años.